Para el monitoreo de fuegos en los componentes de puntos de calor y cicatrices de quema, se emplean los siguientes métodos: para determinar la cantidad de puntos de calor se analizan los reportes diarios (fuente NASA) con imágenes satelitales del sensor Visible Infrared Imaging Radiometer Suite (VIIRS) a resolución 375m/pixel, incorporado en los satélites Suomi National Polar-Orbiting Partnership (Suomi-NPP) y NOAA-20. Con análisis espacial se determina la cantidad de puntos por cada unidad espacial de referencia presente en Amazonia. En cuanto al seguimiento a las áreas de cicatrices de quema, se clasifican imágenes de satélite LandSat 8, tomando dos composiciones, índice de vegetación NDVI, índice de radio de quema normalizado NBR y la banda infrarrojo cercano (Quintano et al. 2018; Rouse Jr et al. 1974), la segunda composición es generada con las bandas 7, 5 y 2 (infrarrojo lejano, infrarrojo cercano y banda azul, respectivamente) (Lindsay et al. 2018), la cual, permite el contraste entre vegetación en condición sana y aquella con procesos ecofisiológicos afectados. Posteriormente se aplica el algoritmo de segmentación Baatz a la composición NDVI-NBR-B5, con el fin de clasificar polígonos a partir de la reflectancia del pixel (Baatz 2000). Del producto generado de la segmentación se realiza la selección de cicatrices de quema, apoyando la toma de la decisión con las composiciones anteriormente señaladas.

  

Todos los días del año 2020 se generó el reporte de puntos de calor detectados en la Amazonia colombiana y se distribuyó a través de lista de correos y del geoservicio del SIATAC.

En la Amazonia colombiana durante el periodo comprendido entre enero de 2020 a diciembre de 2020 fueron detectados 70.857 puntos de calor, principalmente en los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare. La mayor densidad de puntos de calor se presenta en una franja en la parte norte de la región, con una dirección suroccidente-nororiente, (Figura 3).

Figura 3. Mapa de densidad de puntos de calor detectados por los sensores MODIS y VIIRS en el año 2020. (Fuente. Laboratorio SIG-SINCHI, 2020.)

Dentro de la dinámica que presentan los puntos de calor se puede evidenciar un patrón de comportamiento trimestral (Figura 4) para los años 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020. El primer trimestre correspondiente a los meses de enero, febrero y marzo, y corresponde a la temporada con la mayor cantidad de registros, acumulando los más altos porcentajes respecto al resto del año, especialmente en el mes de febrero. Para el segundo trimestre se muestra una notable disminución, llegando a su menor frecuencia, pues en la mayoría de casos presenta un valor menor al 1% con respecto al total anual de registros reportados. Con respecto el tercer trimestre, se presenta un leve aumento progresivo que continúa durante último trimestre, el mes de septiembre de 2020 presenta un valor significativamente más elevado en comparación con los años anteriores, en este mes se presentaron 5 días con más de 200 registros cada uno.

Figura 4. Puntos de calor registrados por meses desde el año 2016 al 2020. (Fuente: SIATAC, 2020 (http://siatac.co/web/guest/monitoreo-fuegos/puntos-de-fuego)

Monitoreo de cicatrices de quema en la Amazonia colombiana.

Fueron generados 12 monitoreos, uno mensual, de las cicatrices de quema en la Amazonia colombiana, con procesamiento de imágenes Landsat, aplicando el algoritmo de Baatz.

En la Figura 5 se muestran las áreas que fueron identificadas como cicatrices de quema en Amazonia colombiana para el año 2020 (220.769 ha en total), dónde la zona norte presenta la mayor presencia de eventos identificados y coincide con las áreas con mayor densidad de puntos de calor; se localiza principalmente en la subregión del piedemonte con la mayor zona de colonización amazónica dónde se encuentra el 75% del total de la población y el más alto porcentaje de aporte al PIB de la región, por lo tanto la mayor actividad económica (CEPAL, Patrimonio Natural, PNN, Fundación Moore, 2013).

El comportamiento mensual de las áreas identificadas como cicatrices de quema tiene una tendencia similar a la que se identifica en la cantidad de registros de puntos de calor. En el trimestre de enero, febrero y marzo se presentan los valores más altos. Por ejemplo, para 2020 el mes de marzo tiene el registro más alto del año con 72.210 hectáreas identificadas como cicatrices de quema en la región interpretada, mostrando un aumento constante en los tres primeros meses del año, y una disminución notable para abril, mes en el que fueron detectadas 40.134 hectáreas. En los meses posteriores no fue posible la detección por la baja disponibilidad de insumos hasta el mes de agosto. En el segundo semestre se muestra un aumento de área registrada de cicatrices, especialmente en septiembre, y de manera moderada en los meses restantes.

Figura 5. Mapa cicatrices de quema en la Amazonia colombiana del año 2020 (a noviembre). (Fuente. Laboratorio SIG-SINCHI, 2020.)

Discusión y recomendaciones

En la Amazonia colombiana se sigue presentado un aumento de coberturas transformadas, principalmente pastizales, los cuales alcanzaron un 8,65% del área de toda la región y se ubican principalmente en los departamentos de Caquetá, Guaviare y sur del Meta. Adicionalmente, las áreas con vegetación secundaria, llegaron casi al 3% de la superficie total de la región. Estas dinámicas son posibles en gran medida por el uso del fuego como herramienta de bajo costo para preparar el suelo para pasturas o cultivos o limpiar zonas previamente deforestadas; para el año 2020 se detectaron 70.857 puntos de calor y 220.769 ha de cicatrices de quemas.

Es necesario reforzar las acciones de control, prevención e implementación de alternativas productivas que reemplacen las actividades económicas (ganadería, cultivos ilícitos) que están generando la desconexión ecosistémica entre Andes, Amazonia en el sector nor-occidental (arco de transformación) y advertir sobre la trasformación del corredor Calamar – Miraflores hacía Mitú, la cual es evidente y que muestra signos tempranos de ruptura entre la zona oriente – occidente de la Amazonia colombiana. Como parte de estas acciones, el módulo de seguimiento a los acuerdos locales de conservación de bosque, evidencia una conservación por encima del 90% en general para las áreas bajo acuerdos en los años de monitoreo desde el segundo semestre de 2017.

Fichas del capítulo II

Fichas del capítulo II, 2020